sábado, 18 de junio de 2022

 Buenos díassssss,

Os dejo un fragmento de la nueva novela que estoy escribiendo, ROMULUS, un título provisional aunque da para imaginar cuál es el tema...

Mis gemelos:





Fragmento:

[...]

Las calles embarradas de Alba Longa siempre estaban concurridas de gentes que iban y venían en sus quehaceres diarios, era un ajetreo al que no terminaba de acostumbrarse, los pastos de su niñez eran todo paz. El sonido de espadas se escuchaba a su espalda, Remo se entrenaba en su manejo con Espurio. Rómulo seguía viendo en su mente la mirada de resignación de Amulio, de alguna manera esperaba que todo aquello pasase, pero había algo más, ¿arrepentimiento por lo que le hizo a Rea Silvia? ¿Entendimiento porque ellos regresaran a su lugar junto a su abuelo? ¿A su ciudad? Pero esa ya no era su ciudad. El desafío de las vestales no lo tranquilizaba, estar tan cerca de su madre y no poder darle los honores que merecía hacía que sus nervios estuvieran a flor de piel.

Cuando terminó, Remo se situó a su lado, mirando hacia dónde él miraba.

—Por fin estamos aquí, en nuestro lugar.

—No vamos a quedarnos, Remo.

—¿Cómo?

—No siento que este sea nuestro hogar.

—Somos los herederos, el abuelo así lo ha decretado.

—No somos reyes aquí.

—Sí lo somos. ¿Todo esto es por lo del hombre que intentó matarte? Era de esperar, aún no contamos con el apoyo de todos.

—No es solo eso, hay algo oscuro aquí que no me gusta.

—¿Por eso llevas un tiempo tan triste?

—Tal vez.

Remo fruncía los labios ante las palabras de su hermano, desconocía el encuentro con la Sacerdotisa Máxima y él no se lo contaría. Mientras ella fuera su enemiga no sentiría que ese fuera su sitio. Lo había pensado mucho y no quería que Alba Longa acabara con ellos como lo había hecho con su familia.

—¿No querrás regresar a ser pastor?

—Teníamos más paz.

—¿Paz? Era una vida sin esperanzas de cambio.

—Fue nuestra vida.

—Lo fue, ya no. No voy a dejar esto, es nuestro destino.

—No te lo pediría, pero aquí hay demasiado odio, demasiadas muertes, demasiada sangre. No es aquí donde debemos reinar. Yo por lo menos no lo haré.

—¿Entonces?

—Buscaremos otro lugar, un sitio en el que fundar nuestra propia ciudad. Yo así lo haré, eres libre de permanecer aquí.

—¿No cambiarás de opinión? —Rómulo negó ante la pregunta de su hermano—. Me obligas a seguirte. Se lo juré a nuestra madre, yo siempre cuidaré de ti y ahora mismo te odio por eso. ¿Dónde vamos?

—Dónde todo empezó. A nuestra cueva.

—Puedo ser rey aquí, en Alba Longa.

—Lo sé. Por eso puedes elegir.

—Allí seremos reyes de nada.

—Todo tiene un comienzo. Será distinto, nuestro.

—Y no estaréis solos. —La voz de Espurio les hizo girar la cabeza, el hombre se situó a su lado—. Partiré con vosotros y no lo haré solo. Un grupo de soldados que me sirvieron vendrán con nosotros, ellos y sus familias. No somos muchos, pero hay gente humilde que sabe hacer pan, trabajar el metal, la tierra, cuidar a los animales, tejer, tintar. Las necesidades básicas estarán cubiertas. Y seguramente se unirán más en el camino, gentes que busquen una vida fuera de la miseria, un futuro mejor.

—Eso estaría bien, nuestra nueva ciudad dará cobijo a quienes quieran venir, a todos, sin importar su género, ocupación, procedencia o vida anterior.

Remo soltó un bufido, si su hermano había tomado la decisión él poco podía hacer, pero él aún podía elegir quedarse, ser rey. Sin embargo, ¿podría hacerlo? Soltó una maldición, conocía la respuesta. La despedida iba a ser difícil.

El siguiente amanecer los vio partir de Alba Longa. Remo abría la marcha con paso firme, pero con el ceño fruncido, había abandonado una vida de lujos y un trono por algo que solo estaba en la cabeza de su hermano, pensó que le dejaría soñar y si no funcionaba siempre podía regresar a reclamar lo que era suyo, su abuelo lo recibiría con los brazos abiertos. Habían hablado casi toda la noche y Numitor, a pesar de su pena, entendió lo que ellos querían y les otorgó libertad y tierras en el lugar que decidieran, el abrazo fue más largo e intenso de lo habitual, su vida juntos había sido breve.

Caminaron casi toda la mañana junto con el grupo de hombres y alguna mujer que los siguieron, muchos escapaban de una vida bastante precaria y tenían la esperanza de encontrar algo mejor junto a los gemelos afortunados. La primera parada a descansar les alcanzó con el sol ya en su cenit, pan, queso y algunas tortas dulces les hicieron calmar el hambre.

—Quería preguntarte si conoces los puertos de comercio.

Espurio elevó la vista hacia la mirada de Rómulo, mientras Remo se entretenía con unos jóvenes soldados con los que charlaba y reía.

—Estás más preocupado tú que tu hermano.

—La idea de irnos fue mía, yo debo hacerme cargo. ¿Sabes de ellos?

—Al sur del Lacio hay colonias griegas que navegan por el mar, son comerciantes.

—¿Podríamos conseguir que llegaran a nosotros o desplazarnos hasta ellos?

—No es algo habitual, ¿qué tienes pensado?

—La ciudad no crecerá sin ayuda y quiero tener algunos de sus productos. Los griegos llevan mucho tiempo viajando, quiero saberlo todo y aprovecharlo.

—¿Cómo?

—En principio quiero construir en piedra, levantar hogares más duraderos, murallas más resistentes, templos poderosos. Los griegos llevan construyendo así años, ¿no?

—Sí. Pero para eso necesitarás riquezas.

—Debemos conocer qué necesitan para intercambiarlo. Quiero convencer a sus constructores para que vengan a la nueva ciudad, para que nos enseñen, quiero tener sus conocimientos, que magistrados vengan a enseñarlos. Quiero comerciar con ellos. Si es necesarios iremos hasta ellos y los convenceremos de que vengan después hasta nosotros, que naveguen hasta más arriba, que quieran hacerlo.

—Son ideas extrañas.

—La ciudad será distinta desde sus primeros hogares.

—¿Has pensado en quién la gobernará?

—Remo y yo, sin embargo, quiero tener a nuestro lado a hombres de confianza que nos ayuden en las decisiones, una asamblea de hombres.

Espurio asintió, las nuevas ideas de gobierno de Rómulo eran interesantes, pero no sería fácil realizarlas, los lacios no solían vivir así y menos aún mezclarse con griegos y forasteros. Pero si se conseguía y con el tiempo, la ciudad podría llegar a ser poderosa.

—Existen rutas antiguas de mercaderes y nómadas que negociaban con sal y con metales, pero no había ningún lugar fijo y duradero en el tiempo para poder llamarlo puerto.

—¿Podríamos crear alguno junto al mar?

—Habría un lugar en el que se unen el río y el mar, quizás allí se podría hacer algo como lo que piensas.

—¿Viven gentes allí?

—No, los de paso no tienen hogares fijos y el resto se asientan en lugares más altos.

—Quiero que me lo muestres y veremos qué se puede hacer.

[...]







 Buenos díasssss.

Sé que tengo muy, muy olvidado el blog, por falta de tiempo, de interés o tal vez solo desgana porque tampoco me sirve para mucho. He pensado regalar una de mis novelas a ver si consigo más audiencia y quién sabe... quizás lo haga, jejejje.

Solo quiero mostraros por aquí mis novelas por si alguien no se acuerda de ellas y si hay algún interés, pues ya sabéis, habladme y hablamos.;) 




En Amazon están todas disponibles, pero las románticas están en diversas plataformas, los enlaces están en este mismo blog por si hay interés. 


Un saludooooooooooooo